viernes, 16 de octubre de 2015



La música popular comprende un conjunto de generos musicales que resultan atractivos para el gran público y que generalmente son distribuidos a grandes audiencias a través de la industria de la musica. Esto está en contraste tanto con la Musica culta como con la musica tradicional, las cuales normalmente se difunden por vía académica o por vía oral, respectivamente, a audiencias más minoritarias.1
Frente a la música tradicional o folclórica, la música popular no se identifica con naciones o etnias específicas sino que tiene un carácter internacional. Entre los géneros más representativos de la música popular de nuestro tiempo se pueden destacar el pop, el rock, el dance La Musica Urbana, entre otros.
Otras denominaciones que recibe a veces la música popular son «música ligera» o «Musica Pop», aunque no son muy adecuadas al tener ya otros significados más restrictivos. Por otro lado, «música popular» se ha empleado en ocasiones históricamente para referirse a lo que actualmente conocemos como música folclórica o tradicional, un uso que todavía pervive en algunos contextos. Para evitar confusión con este último sentido, a veces se emplea la expresión «música popular moderna», o simplemente «música moderna».
                  

El musicólogo y especialista en música popular Philip Tagg define el concepto a la luz de los aspectos socioculturales y económicos:
"La música popular, a diferencia de la música culta, es concebida para ser distribuida de forma masiva, y frecuentemente a grupos grandes y socio culturalmente heterogéneos. Es distribuida y almacenada de forma no escrita. Sólo es posible en una economía monetaria industrial donde se convierte en una mercancía y, en sociedades capitalistas, sujetas a las leyes del libre mercado, según la cual idealmente debe vender lo más posible, de lo menos posible, al mayor precio posible".
Para Cristopher Mardorf, un enfoque común para definir la música popular es vincular su popularidad con la escala de la actividad, como la venta de partituras o grabaciones. Este enfoque tiene un problema, ya que las audiciones repetidas no se cuentan, la profundidad de la respuesta no se constata, audiencias socialmente diversas son tratadas como un mercado conjunto y no hay diferenciación entre los estilos musicales. Otra forma de definir la música popular es vincular su popularidad con los medios de difusión correspondientes. Sin embargo, esto es problemático, ya que todo tipo de música, desde el folk hasta lo más vanguardista, están sujetos a la mediación de masas. Un tercer enfoque para definir la música popular es a base de un grupo social, ya sea una audiencia masiva o una clase social particular (lo más a menudo, aunque no siempre la clase obrera), un enfoque que es problemático porque las estructuras sociales no pueden ser simplemente sobrepuesto sobre estilos musicales. Estos tres enfoques son muy parciales y estáticos también. Además, la comprensión de la música popular.

A comienzos de siglo XX, en EEUU, empiezan a difundirse entre la población urbana diversos géneros musicales derivados de las tradiciones populares de los africanos que habían llegado como esclavos al continente, influidas ahora por las tradiciones musicales blancas.
Nacen y adquieren notoriedad de este modo el ragtime, el blues urbano (derivado del blues primitivo que era cantado en el rural), y finalmente, el jazz, que combinaba la música de banda y de desfiles que venía sonando sobre todo en Nueva Orleáns, con fuertes dosis de improvisación y con particulares características rítmicas y estilísticas.

La música jazz continuó desarrollándose durante todo el siglo XX, llegando a ser una música de gran consumo en los años 20, 30 y 40, principalmente en América, pero también en Europa. Especial popularidad alcanzó el estilo del swing, de la mano de compositores y directores de orquesta comoBenny Goodman o Glenn Miller. Al mismo tiempo, la canción popular norteamericana (en voces como la de Bing Crosby y más tarde Ella Fitzgerald o Frank Sinatra) se vio fuertemente influida por las aportaciones estilísticas del jazz. Esta influencia alcanzaría más tarde también al rock, a través del rhythm and blues. A partir de los años 40 y 50, junto al declive de las formas más populares de jazz, empezaron a surgir subgéneros más complejos y disonantes (como el bebop o el cool jazz), que hicieron que el género jazzístico se fuera volviendo una "música para músicos" y para entusiastas (cuando no para élites). No obstante, los viejos clásicos del jazz no desaparecerían ya nunca del repertorio popular, convirtiendo a este género en una de las mayores aportaciones musicales del nuevo continente.La invención del fonógrafo primero, y de la radio después, permiten una difusión sin precedentes de estos nuevos géneros musicales, que eran a menudo interpretados por músicos autodidactas mucho más ligados a una tradición musical que no a la literatura musical. Este hecho, el origen no europeo de los intérpretes, y el citado recurso a la improvisación, contribuyeron a crear una música de gran frescura y vitalidad. Al contrario de aquello que había sucedido tantas veces en la historia de la música, la tecnología ofrecía ahora a una música popular fundada más sobre la práctica que sobre la escritura la oportunidad de ser trasmitida y heredada en vez de ser olvidada.